martes, 5 de marzo de 2013

A lo lejos.



“No pido nada más que estar entre tus brazos”


Y ahí estaba ella, sublime, inalcanzable, rodeada por una cierta aura similar a la que el imaginaba que tendrían los ángeles. Pero... ¿era real, o solo era una ilusión de su enfermiza cabeza delirando  de amor?
Amor… Sí, amor, amor por ella, por sus ojos verdes, por su pelo azabache, por el ligero perfume que desprendía a cada paso que daba.
El la amaba, la amaba con cada pedazo de su corazón y con cada pedazo de su alma. Aparecía en cada poema que escribía, en cada canción que componía, en cada cuadro que pintaba, era su musa, su inspiración, su anhelo. Ella era arte para él.
Y así pasaba sus días, mirando desde lejos como vendía su amor a hombres apuestos que después la destrozaban el corazón, esperando, que algún día, sus sueños se hicieran realidad y pudiera hacer realmente feliz a su musa querida…

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